Focus group: 26 miradas sobre “Qué es lo que hay aprender en la escuela”

Diálogos sobre el currículo educativo

Invitados: Liza Acosta, Carlos Arango, Susana Arcos, Graciela Bertancud, Ignacio Corroto, José Cuerva, Yinna Paola Higuera, Pep Hernández, Branco Jovanovich, Esteve López, Mariana Ferrarelli, Manuela Fernández, Verónica López, Marilina Lipsman, Florencio Luengo, Diego Antonio Pineda, Jorge Eduardo Noro

Equipo al mando: Manuela Lara, Nilda Palacios, Silvia Perlado, Lola Delgado, Alicia Villas

Anfitriones: Paula Coto, Alfredo Hernando, Carlos Magro

Facilitadora: Paloma Moruno

Dialogar sobre el currículo es poner en el centro del debate el análisis de uno de los elementos más relevantes del proceso de enseñanza y aprendizaje. Para algunos el currículo es el corsé del aprendizaje, para otros el sentido que lo sostiene, para todos lo que irrumpe cada día en la planificación de lo que hacemos, indicando para bien o para mal el camino por el que todo el sistema educativo será evaluado.

No queríamos propiciar una conversación que nos llevara a encerrarnos en la imposibilidad de crear una realidad distinta a través de lo que el currículo representa. Al contrario, queríamos generar un espacio donde ser capaces de hablar sobre su contextualización y su apropiación. Queríamos pensar en cómo implicar a toda la comunidad educativa en la construcción de espacios y tiempos de reflexión conjunta sobre el currículo. En cómo exponerlo a la realidad de lo próximo y lo lejano, para impulsar a docentes, familias, alumnado y administración a darle sentido más allá de la dificultad que entraña decidir con qué nos quedamos y qué sobra.

Para hacer del currículo algo vivo y dinámico, es necesario un debate que active procesos de apropiación curricular desde lo que en cada lugar tenemos y necesitamos. No se trata de discutir en abstracto sobre el currículo como de preguntarnos qué necesitamos para concretar y contextualizar el currículo en y con mi comunidad educativa. 

Para esta conversación, invitamos a una diversidad de voces que representan a comunidades educativas de diferentes países del mundo, aproximaciones al currículo diferentes y experiencias vitales amplias. Fueron muchas y muy ricas las aportaciones de las personas invitadas:

  • Dinamizar el currículo de acuerdo con la interacción comunicativa a través de la cual se desarrolla. Debe verse qué aprendizajes requieren presencialidad física, qué cosas se aprenden mejor a través de una conexión remota apoyada en dispositivos electrónicos y qué puede ser completamente virtual, para que cada uno haga de él en el espacio, el tiempo y el modo que mejor se le acomode.
  • Dar el salto de la enseñanza de contenidos al desarrollo de habilidades. 
  • Dialogar con todos actores implicados (la comunidad educativa amplia) sobre el propósito de la educación en este siglo XXI.
  • Propiciar un proceso de reflexión y colaboración de toda la comunidad educativa para concretar y contextualizar el currículo. ¿Qué es lo que vale la pena enseñar?
  • Ligar el currículo a la metodología y la evaluación, transformando los tres juntos. Un currículo abierto, flexible e inspirador se debe basar en el trabajo por proyectos y desarrollar las competencias del alumnado.
  • Necesitamos problematizar la vida. En al menos tres niveles: personal, contexto y mundial. Por lo que el currículo debería ser una cadena de problemas. Los problemas pueden ser carencias o aspiraciones. Y debemos aprender las habilidades que se necesiten para todo el proceso, desde la formulación hasta la resolución de estos problemas. 
  • Incluir al alumnado en el desarrollo e implementación del currículum: identificar sus necesidades, ofrecer apoyo y oportunidades de ampliar contenido y crecer.
  • Seleccionar lo relevante, simplificar y concretar unas pocas habilidades para tener oportunidades reales de acompañar por parte de los docentes, ayudar a nuestros alumnos a ir mejorando la capacidad de ir aprendiendo.
  • Que el currículo no sea prescriptivo, sino que funcione como un mapa que consultamos o un “GPS” que nos permita elegir y construir el camino o los caminos diversos para llegar a destinos también diversos. Que permita construir puentes hacia y desde otros saberes, hacia y desde la realidad. Que lo que interese sea el aprendizaje real de los que participan y no ficciones y simulacros.
  • Formar a los docentes para adaptarse a un currículo más flexible y menos dirigido.  Los libros de texto como elementos de apoyo, pero no como “biblias” que nos dicen qué y cómo debemos trabajar.

Tras estas claras respuestas vienen formuladas otras propuestas que las materializan y las ensanchan para hacer posible vivir en los centros educativos un currículo diferente que amplíe la mirada que todos y todas tenemos sobre él. Entre ellas se expresa la necesidad de flexibilizar el currículo para dar respuesta y contextualizar lo que estamos viviendo, para aprovechar momentos presenciales y virtuales. Apostar por el aula invertida, la experimentación, proyectos de construcción. Articular la participación a través de un comité formado por miembros activos que estén en un aula representando todas las materias para ir construyendo un currículo que esté relacionado contando también con el alumnado. 

Fundación Santillana

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