Síntesis
«¿Cuál es el/los sentidos de la escuela?»

"No se trata de inventar otra escuela, sino de volver a pensar, una y otra vez, qué es la escuela."  

Jorge Larrosa. Esperando no se sabe qué. Sobre el oficio de profesor. Candaya.

¿Qué es lo propio de la escuela? ¿Qué hace y que nos da la escuela? ¿Qué significa ir y estar en la escuela? ¿Cómo podemos construir vínculos; cómo podemos pensar en lo común cuando la realidad nos obliga a mantener las distancias? ¿Qué hacer cuando hay niños, adolescentes o adultos que no comparten o comprenden su sentido? ¿Cómo nos gustaría que fuera la escuela tras esta pandemia? 

El jueves 14 de mayo, arrancó el primero de los ciclos de reflexión del proyecto “La escuela que viene” de Fundación Santillana, con un encuentro virtual, disponible en el canal de Youtube de la Fundación, sobre el sentido de la escuela. Moderado por Carlos Magro, presidente de la Asociación Escuela Abierta, el encuentro reunió a Inés Dussel, investigadora titular del DIE-CINVESTAV, desde México; a Sofía Deza, directora del CEIP Clara Campoamor, desde España; y a Daniel Brailovsky, investigador de Flacso y de la Universidad de San Andrés, Argentina. Los tres, docentes y maestros de maestros, dedicados al estudio, la investigación, la innovación o su ser y estar “a pie de aula” en la escuela. 

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VÍDEO COMPLETO DEL ENCUENTRO VIRTUAL

La conversación fue un diálogo “desde, por y para la escuela” y giró en torno a tres ejes fundamentales, el primero fue el significado de la escuela. Una escuela que, como recordó Inés Dussel, es en sí misma un espacio y un tiempo de encuentro, organizada en torno a actividades que provocan una conversación intergeneracional, bien por los niños y adultos implicados en el proceso o por los materiales u objetos llamados a participar. Una escuela que transmite cultura, nos dota de lenguajes y experiencias, atenúa nuestras fragilidades, y distribuye “ciertos conocimientos para que cada generación no tenga que empezar de nuevo. La escuela es esa conversación con los que aún no han nacido, para prepararlos, para ayudarlos a vivir en este mundo”. 

Sofía Deza continuó la reflexión vinculando ese “espacio-tiempo” con la idea de “hogar”. El hogar de los “aprendizajes compartidos”. Un lugar creado y cuidado por todos los que lo habitamos» y que encarna la responsabilidad de ejercer una crianza respetuosa de niños y mayores, crea un vínculo afectivo y de apego emocional entre todos los  que lo habitan, priorizando su bienestar y desarrollo con el objetivo último de mejorar la sociedad. 

Daniel Brailovsky, por su parte, sumó a esta primera aproximación al significado de la escuela la idea de lugar que “habilita otras miradas que no son las cotidianas”. Un lugar que habilita también “una forma particular de hablar y de ejercer la voz”. La escuela como un lugar donde aprendemos a balbucear, es decir, a “poner en la propia voz algo que uno todavía no domina”. El balbuceo como una metáfora del estudio, como una forma de encontrarse con uno mismo y con el mundo, y el aula como lugar íntimo y público que secunda dicho encuentro. 

El segundo eje de la conversación giró en torno a “la escuela y el cuidado” y se habló de una escuela que cuida y nos enseña a cuidar la fragilidad del mundo, que presta atención al alumno; que cuida independientemente de la edad; y que ha de cuidar “de la vida, de lo común”, de lo afectivo e intelectual a la par, de la transmisión, porque «transmitir también es cuidar”, es co-construir, es “dar espacio al balbuceo”. 

La escuela entendida, añadió Carlos Magro, “como un lugar que nos da un tiempo y un espacio para dedicarnos a lo común”. La escuela como un lugar con la responsabilidad no solo de “desarrollar las capacidades o habilidades de las personas individuales”, sino con el deber de construir lo que es de todos, lo común, lo colectivo y lo público”.  Es decir, la escuela como ese lugar donde se moviliza el doble amor del que hablaba Hannah Arendt, el que nos permite amar el mundo lo suficiente como para no dejar que se acabe, y amar a los demás lo suficiente como para no librarlos a su propia suerte, a su propio destino en apariencia inconmovible e inmodificable.

Desde esa idea, Daniel Brailovsky añadió que más allá de la didáctica o de determinadas estrategias para sostener la unidad del colectivo a través de ser “buenos anfitriones” en lo virtual, estaría el mantener una mirada común lejos de una mirada individualizada o mercantilizada. Sofía Deza apuntó entonces que lo determinante es el sentimiento de pertenencia como clave para dedicarnos a lo colectivo. Un sentimiento lleva “a cuidarnos y cuidar” aquello a lo que pertenecemos, e incluso en la distancia conduce a repensar, transformar y planificar las formas de trabajar, para responder a aquello que se entiende garantiza lo común.

Para Inés Dussel el reto es el de tejer para todos y para cada uno de los alumnos, de ir en la línea de los proyectos de los que hablaba Sofía, y atender al verdadero desafío pedagógico: el desarrollo de la autonomía intelectual y afectiva de los alumnos. Para ello, el replanteamiento de un currículum que ha de sostener un guión colectivo, que se pregunta “qué merece la pena enseñar en estos momentos”, apoyándose del vínculo con las familias.

Solemos decir que la escuela es un lugar de igualdad, en tanto que ofrece a todo el mundo la posibilidad de no quedar encerrado en un destino, una naturaleza o una identidad natural o predefinida pero qué sucede con esa escuela que es también creadora de desigualdades porque “excluye del estudio, del aprendizaje o del amor por el mundo”, que no puede integrar a aquellos que no le encuentran sentido, planteó Carlos Magro a Inés, Sofía y Daniel, recogiendo algunas de las preguntas que los asistentes estaban haciendo desde el chat del encuentro virtual: 

  • En el fondo, independientemente de las críticas a la escuela que no son nuevas en muchos casos del momento actual y que anclan sus raíces en el escolanovismo y las pedagogías críticas, hay una valoración profunda de los aspectos positivos de la escuela, de cómo acoge y brinda oportunidades. 
  • Pero también es cierto, que hay un desarrollo educativo asincrónico respecto del desarrollo social y que esta falta de conexión con lo real, relevante y significativo afecta a muchos niños y adolescentes. Es vital replantearse el currículo y contextualizar los aprendizajes en el siglo XXI. 
  • La escuela ha de hacerse para las nuevas generaciones “más allá del cumplimiento burocrático” a través de la escucha atenta a los niños y adolescentes. Por otro lado, el currículum no ha de elaborarse a gusto de un supuesto “cliente”, de un “me gusta o no me gusta”.

También hubo varias preguntas en el chat del encuentro en torno al profesorado, “¿qué es lo importante en la formación de los maestros y maestras para elevar en hombros la escuela que estamos definiendo?” 

Daniel Brailovsky esbozó la idea de una doble posición para pensar la docencia, como un “anfitrión”, que se preocupa de la experiencia del alumno, de la acogida, de la trascendencia de las relaciones, pero también como un “arquitecto” que se centra en la parte del diseño, la planificación y la eficacia.

Hablar sobre el sentido o los sentidos de la escuela es hacerlo también sobre qué tenemos que enseñar y aprender.

  • Lejos de creer que el currículum es un enemigo, comentó Sofía, ella prefiere verlo, al contrario, como “un amigo”: El currículum “tiene que ser alguien que viene para ayudarnos”, y de lo que se trata es de mejorar su traducción y aplicación al aula. 
  • Hay reformas curriculares que aportan y suponen un avance. Como las reformas que han incorporado lo que sabemos hoy sobre “cómo aprendemos” o las que presentan enfoques integradores del conocimiento tecnológico (p.ej desde la perspectiva de los estudios de STS-Science, Technology, Society), o aquellas que se ocupan de “enseñar cómo se produce el conocimiento y que es una práctica social”. Pero, independientemente de la supuesta riqueza o pobreza del currículum, la máxima es sostener un “guión común”.
  • La pedagogía está muy relacionada con lo que enseñamos, por lo tanto las tareas han de ser competenciales y promover la autonomía en todos los niveles educativos. 

La conversación se cerró con un punto y seguido, muchas preguntas poderosas que seguirán ayudándonos a repensar la escuela, a dotar de sentidos a la escuela, a pensar en definitiva, y tomando palabras de Inés Dussel, en “la escuela como el lugar de lo difícil y lo importante”.

EL RELATO GRÁFICO CON LAS PRINCIPALES IDEAS DEL ENCUENTRO

El próximo jueves 28 de mayo a las 17:00h* de España peninsular tendrá lugar el segundo ciclo con el tema de la “Evaluación”, te esperamos en nuestro canal de YouTube y en #laescuelaqueviene

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2 comentarios en “Síntesis<br> «¿Cuál es el/los sentidos de la escuela?»”

  1. Hoy en día, es de vital importancia, estar comprometido con el cambio de la educación, de tal manera que se logre colocar al estudiante en el centro de todo este proceso de formación.

    Responder
  2. En vista de la importancia de este proyecto presentado por la Editorial Santillana, me veo en la necesidad de acotar que si bien hay ideas progresistas en el uso del lenguaje, en mi humilde opinión, debe cuidarse minuciosamente el buen uso del idioma. Uno de los peores errores en nuestra lengua escrita son las redundancias y en la redacción de esta introducción, informe o síntesis, se abusó del uso continuado de cierta expresión, que no tuvo necesariamente que repetirse de manera tan redundante y significativa, como la palabra «sentido», hecho que maltrata lo expresado.
    Es de suma importancia recordar que nuestro idioma es rico en sinónimos.

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