Una educación para transformar vidas

El sistema educativo debe aspirar a sacar lo mejor de cada alumno que pasa por él, siendo la formación en competencias transversales fundamental para el desarrollo de los estudiantes.

El currículo escolar refleja el conjunto de conocimientos y habilidades que el sistema educativo presente establece que son indispensables para la formación de los alumnos que pasan por él. 

En función de la filosofía que inspire el sistema del momento, el currículum puede ser un acuerdo de mínimos sobre el que cada escuela construya su modelo de enseñanza o un programa cerrado, puede ser un marco o bien una guía lineal y estricta, pero lo que está fuera de toda discusión es que el currículo escolar actual no está adaptado a los retos futuros que los estudiantes enfrentarán en su vida profesional y personal, y que necesita ser reformado para cumplir con eficacia su razón de ser.

La automatización de los puestos de trabajo de carácter más administrativo y repetitivo y el incremento de competencia en el mercado de trabajo han roto tanto con el ideal de trabajar en una misma empresa durante toda una carrera laboral como, sobre todo, con la idea preconcebida de que una vez finalizados los estudios regulares se ha finalizado el aprendizaje y todo lo que queda es la aplicación de los conocimientos adquiridos. Esta demanda de profesionales en constante reciclaje ha convertido en imposible condensar en el currículo escolar todos los conocimientos necesarios para una vida, ganando peso el lifelong learning, y por tanto la capacidad de las personas para continuar aprendiendo y adaptándose.

Sin restar importancia a la transmisión de conocimientos dentro del sistema educativo, es más relevante que nunca incorporar en el currículum las habilidades transversales, competencias que entran en juego en una gran cantidad de dinámicas vitales y que mejoran el desempeño de la persona en múltiples contextos. Estas habilidades no sólo son fundamentales para poner en práctica los conocimientos adquiridos, sino que, a su vez, su ejercicio supone una oportunidad de adquirir conocimientos adicionales de forma acelerada.

Para la formación de los escolares, destacan dentro de las habilidades transversales a trabajar con los alumnos las siguientes:

  • Oratoria, al facilitar que los estudiantes ordenen apropiadamente sus ideas, las transmitan de forma persuasiva y, sobre todo, analicen y piensen mejor.
  • Trabajo en equipo, al acostumbrarlos a ser eficientes y cooperativos desde niños, identificando desde qué rol pueden aportar más al grupo y como pueden compaginar sus objetivos individuales con los grupales.
  • Liderazgo, enfocado desde un punto de vista constructivo y no egoísta, al focalizar la enseñanza en la asunción de responsabilidad y la vocación de servicio.
  • Negociación como herramienta para aprender a identificar qué es importante y qué es accesorio, cómo se pueden buscar acuerdos positivos para ambas partes y cómo crear valor.

Estas competencias no sólo pueden, sino que deben ser trabajadas desde edades tempranas, en coordinación con el contenido más teórico y tradicional del currículum escolar. Existen formas divertidas y dinámicas para practicar las habilidades mencionadas con los alumnos, como la práctica de cualquier sistema de debate (entre los que destaca el sistema MUN por su practicidad), dinámicas de grupo, talleres específicos, etc. Dado que el currículum aún no recoge estas metodologías oficialmente, existen centros pioneros como el Colegio CEU Sanchinarro que está apostando por programas extracurriculares complementarios, como el programa MUN en las aulas para aportar formación semanal en competencias transversales y participar en torneos y eventos, con una gran acogida por parte de padres y alumnos.

El futuro del sistema educativo pasa por ser capaz de transmitir no sólo los conocimientos, sino las herramientas para la puesta en práctica y adquisición de conocimientos a los alumnos. La integración de las habilidades transversales en el currículum escolar es un paso necesario para contar con jóvenes ciudadanos mejor formados y más preparados para su futuro.

Ignacio Corroto

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