Hay escuelas con forma de barco y con forma de palmera, escuelas viajeras que caben en maletas, escuelas en habitaciones de hospital, escuelas que se abren con una computadora, escuelas que llegan embaladas dentro de un palé y florecen en campos de refugiados. Estas escuelas fueron la excepción y van a convertirse en la norma. Fueron las «otras escuelas» en el siglo pasado, las «extrañas», sin saber que en el año 2020 el mundo se llenaría de otras escuelas. Hay muchas escuelas más allá de la del pupitre, y todas ellas, todas esas otras escuelas, son la inspiración de la escuela que viene.
El futuro de la escuela está en manos de las otras escuelas. Las escuelas en los márgenes, las que se atreven a combinar elementos impulsadas por necesidades y desafíos insospechados, las que terminan por dibujar un nuevo modelo de ser escuela para todos. Son las pioneras, las valientes, las que doblegan su identidad como institución con una combinación todavía irreconocible, hoy por hoy, de los principales componentes de su proyecto educativo, pero que puestos al servicio del éxito de cada unos de sus alumnos, lo alcanzan y marcan el camino de muchas otras.
Estas otras escuelas son la brújula de la escuela que viene.